La pandemia ha aumentado a cifras récord las herencias de vivienda en España. Según las estadísticas del INE, en marzo se dio la mayor cifra de la historia de viviendas heredadas, pasando de 60.743 viviendas en el año 2019-2020 a 103.116 en 2020-2021.
El incremento de pisos transmitidos ha propiciado muchos problemas entre los herederos debido a la crisis en la que nos encontramos. Los impuestos y gastos que conlleva hacerse cargo de un piso heredado supone un precio que no todo el mundo puede asumir. Además, cuando el piso heredado está hipotecado supone una deuda, uno de los motivos que lleva a muchos herederos a renunciar a sus herencias.
Pasos para vender una casa heredada
- Reunir los documentos para aceptar la herencia
- Tramitar la aceptación ante un notario
- Pagar los impuestos correspondientes de la herencia:
- Impuesto de Sucesiones: impuesto progresivo que grava la transmisión de bienes o derechos a título gratuito que se derivan del fallecimiento de una persona. Cuanto más se hereda, más se paga.
- Plusvalía municipal: tributo de carácter municipal que grava el incremento del valor de una vivienda desde el momento en que lo obtiene la persona fallecida hasta que lo reciben en herencia.
- Inscribir el piso en el Registro de la Propiedad. La inscripción no es obligatoria pero sí recomendable en caso de que vayamos a venderla.
- Poner la casa en venta.
- Pagar los impuestos por la venta: el IRPF y la plusvalía municipal.
En caso de que el piso heredado sea entre varios hermanos, todos deberán estar de acuerdo en todos los pasos a seguir.
¿Qué sucede si no hay un acuerdo entre todos los herederos?
Existen varias opciones para resolver el desacuerdo entre los herederos de una vivienda:
- La primera opción que se suele plantear es la adjudicación a un solo heredero. Supongamos que una persona deja la herencia de su vivienda a sus dos hijos, uno quiere vender y el otro no. Como para vender la casa ambas partes deben estar de acuerdo, el que no quiere vender puede pagar al otro heredero lo que le corresponde y adquirir la totalidad de la vivienda.
- En caso de que los herederos no quieran lo mismo, el que quiere vender puede proponer un acto de conciliación, en el que un conciliador (no necesariamente un abogado, aunque es aconsejable) sea testigo de la decisión de cada uno. En este acto pueden surgir tres cosas: ambas partes acuden y llegan a un acuerdo, ambas partes llegan a un acuerdo pero una lo incumple posteriormente, y una de las partes no se presenta. En los dos últimos casos, el heredero perjudicado puede tomar acciones judiciales.
- Puede ocurrir que ambas partes estén de acuerdo en vender la casa pero no en el precio de venta. En este caso, los herederos pueden pedir una subasta pública voluntaria de la vivienda. Para ello, tienen que estar todos de acuerdo y presentar un solicitud en el Juzgado de Primera Instancia más cercano, donde se subastará a partir de su valor de tasación. En todo caso, los herederos tienen la última palabra a la hora de cerrar y aceptar un precio.
- En última instancia se puede recurrir a la vía judicial. El heredero que quiere vender la vivienda es el que debe requerir un proceso para la división judicial de la herencia común. Esta orden pone la casa a subasta y el valor de la misma lo impone un perito judicial. Una vez se vende, el beneficio se reparte a partes iguales entre los herederos.
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